INTRODUCCIÓN

La intención del maquillaje ha sido siempre mostrar una apariencia más joven, e intentar acercarse el máximo posible al ideal de belleza de la sociedad. También se utiliza para demostrar el estatus social al que perteneces. 

Antiguamente tener una tez morena se relacionaba con largas jornadas de trabajo al sol. Por eso, la palidez demostraba que formabas parte de la realeza o las clases nobles.

Gracias a esto, se comenzaron a crear cosméticos que, en algunas ocasiones, resultaba hasta tóxicos. Los colores eran escogidos cuidadosamente para conseguir sacar el mayor provecho de algunas partes del cuerpo. Estos maquillajes eran realmente tóxicos y sus creaciones  variaban dependiendo del lugar en el que se encontraran.




A día de hoy, los cosméticos no resultan dañinos y están mucho más controlados. Se consiguen por medio de la mezcla de compuestos químicos y se han mejorado enormemente las composiciones. Algunos de ellos provienen de fuentes naturales y otros cuantos son sintéticos.


La realidad es que hoy en día es muy complicado encontrarse con un producto tóxico, pero antiguamente era lo más habitual.

En la Edad Antigua, la mayoría de los cosméticos provenían de la vegetación y los animales, a excepción de el albayalde -o carbonato básico de plomo- para obtener una piel clara y el kohl. Este deriva de una mezcla elaborada en el Antiguo Egipto que se componía de semillas, ocre rojo y diferentes frutos.




Las mujeres y los hombres egipcios se maquillaban los ojos. Su finalidad no era solo estética, pues el kohl también servía para proteger los ojos del solo y como desinfectante de enfermedades oculares.



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